El violeta o morado es uno de esos pocos colores que andan en la franja intermedia entre los cálidos y los fríos. Del mismo modo que el verde se encuentra entre el amarillo (cálido) y el azul (frío), el violeta resulta de la mezcla entre el rojo (cálido) y el azul (frío), por lo que tiene propiedades de ambos lados y en cierto modo puede considerarse un color ambiguo, bipolar y contradictorio.

Como cualidades positivas es el color más elevado, espiritual y profundo de toda la gama, y de hecho es un color sagrado en muchas religiones (en la católica por ejemplo los sacerdotes utilizan este color durante el Adviento -antes de Navidad-, en la Cuaresma o durante la extremaunción). Es un color con profundos efectos sobre la mente, y de hecho lo utilizan los psiquiatras como ayuda para tranquilizar y calmar a pacientes con problemas mentales o nerviosos, ya que transmite paz y combate los miedos y las obsesiones.

El violeta o morado está también relacionado con la creatividad, el misterio, la sensibilidad a la belleza o los grandes ideales, la fantasía y la introspección.

Pero a la vez, como cualidades negativas, tiene algo de «convulsión interna», de contradicción interior y se le puede relacionar con la melancolía, la tristeza o el martirio, por lo que no es adecuado para personas depresivas.

A la hora de utilizar el violeta o el morado en decoración, en su vertiente más viva u oscura no se recomienda su empleo en las paredes de la casa, sino en pequeños objetos, complementos sillas, sillones o adornos, ya que es un color muy fuerte a la vista, absorbe demasiada luz, oscurece los espacios y a la larga puede resultar un tanto opresivo. En cambio en sus variaciones más claras se puede utilizar en papeles pintados, alfombras o en alguna pared, especialmente en los dormitorios. Se utiliza también bastante en baños, por su poder calmante, y en cambio mucho menos en las cocinas, pues en este espacio se requiere vitalidad. Como tono, es un color elegante, aunque en su versión más suave o pastel se asocia a la femineidad y por tanto es menos adecuado en ambientes masculinos.

En Feng Shui, es un color que transmuta la energía y las situaciones dolorosas (pérdidas, separaciones, crisis económicas, muerte, duelo), por lo que es ideal para quien está pasando un proceso de superación de alguna situación dolorosa, además de ser excelente para quien padece de insomnio por su poder calmante y pacificador, por lo que se recomienda especialmente en dormitorios.